Hay ciertas fotografías de paisajes donde sin necesidad de haber personas, la carga humana es patente, ya sea por que da forma al paisaje, lo moldea e incluye matices que lo humaniza, o por que este, ya sea urbano o rural no necesita de la presencia de hombres para dar fe de lo que acontece.
“La barca de Coria”
Durante años el medio de transporte con el que pasar el río, hoy es un elemento sin el cual este rincón del Guadalquivir estaría vacío.
“Pinus Tinto”
Hay pocos paisajes tan ajados por la mano del hombre como las minas de Río Tinto, a pesar de ello la naturaleza puja por sobrevivir en las condiciones mas extremas.
“Pajaritos”
Cualquier ventana por donde asomarse a ver una puesta de sol, es una tribuna a las mejores luces del día. La del lavadero de mi anterior domicilio en los Pajaritos, con una cervecita en la mano, hacia las veces de mirador improvisado.
“Sol”
La mano del hombre en colaboración con el medio, ha echo de Doñana uno de los santuarios donde aún se conserva la naturaleza como la vieron nuestros abuelos. A lo mejor algún día podemos entrar libremente en el parque sin necesidad de vallas que corten nuestro paseo.
“La Cocinilla”
De las tradiciones que se conservan a día de hoy, una de las mas antiguas y familiares es “la matanza” que tras el trajín de dar muerte al cerdo y convertirlo en todo tipo de alimentos, da paso al sosegado proceso de curación de jamones y chacinas.
